La diabetes es una enfermedad en la que los niveles de glucosa (azúcar) de la sangre están muy altos. La glucosa proviene de los alimentos que consume. La insulina es una hormona que ayuda a que la glucosa entre a las células para suministrarles energía. En la diabetes tipo 1, el cuerpo no produce insulina. En la diabetes tipo 2, la más común, el cuerpo no produce o no usa la insulina de manera adecuada. Sin suficiente insulina, la glucosa permanece en la sangre.
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El tratamiento dependerá mucho del descontrol, de las complicaciones de la enfermedad en el paciente y el tipo de diabetes que presente.
La administración de insulina y de medicamentos orales suelen ser el tratamiento para la diabetes.
Es muy importante que el paciente acuda con el médico internista para una valoración inicial en la cual se le solicitarán estudios de laboratorio, el principal objetivo es lograr un control de los niveles de glucosa en el paciente por lo cual se requerirán varias citas programadas para ir revisando y verificando su estado de salud.
Para aquellos pacientes ya diagnósticados y que cuenten con estudios de laboratorios necesarios se elaborará una valoración inicial en la cual se ajustará el tratamiento con revisiones posteriores en la semana 2 y al mes, todo para verificar las metas de control. Si se logra un buen control las revisiones serán cada 4 a 6 meses.
Es necesario que todos los pacientes con diabetes tengan un glucómetro el cual les ayudará a medir la glucosa capilar en ayuno todas las mañanas. Se recomienda que todos los pacientes atiendan a una valoración nutricional para obtener una dieta adecuada, la cual podrá mejorar su situación y que hagan una revisión periódica de su presión arterial ya que no es raro que ambas enfermedades coexistan.